lunes, 22 de septiembre de 2008

El Rebozo


El Rebozo es el poema más importante en la obra de Gabriel del Río. Está inscrito entre lo mejor de las letras mexicanas del siglo XX, a pesar de que las inercias gubernamentales han impedido que se le dé la difusión que merece.

Se trata de un poema exquisito que, de principio a fin, relata cómo llegó a México esta prenda de vestir y cómo de ser un accesorio para las clases pudientes acabó convertida en el paño de los humildes.

El Rebozo, poema que se publicó de manera individual, ha sido declamado en poesías corales e individuales de muchas escuelas y es el ejemplo más claro de la maestría que lograba Gabriel del Río al escribir.




EL REBOZO
Por Gabriel del Río Ortiz

El rebozo mexicano
se fue a la sierra sin miedo,
rayo de luz en la noche,
virginal azul de incienso.
Terciado por los caminos
que descienden de los senos,
nostalgia de plumas de ave
en el leve rapacejo.
Se fue a la revolución
porque era parte del pueblo
y hacía suyas sus desdichas
y compartía sus anhelos.
El rebozo nunca quiso
vivir con los privilegios,
sino compartir el pan
y la sal del sufrimiento
Un día llegó por los mares:
lo traían en cautiverio,
venía en la Nao de China,
su prisión y su sendero
y brillaban con la luna
los caminos de sus flecos.
Era mantón de Manila
que llegaba a mundos nuevos,
serpientes de cascabel
y peces de cuerpo entero
con escamas relucientes
traía el chal aventurero.
Cien mil gusanos de seda
en un moral le habían hecho
su cuerpo de lluvia fina
y el rocío de sus dedos.
Llegó a hurtadillas, sin ruido,
por el misterioso piélago
y se convirtió en huipil
y en mantilla de paseo,
punto de cruz, chupamirto
y receptor de luceros.
Salió de la alcaicería
en su cajita de cedro,
pero a través de un anillo
pasó su cuerpo primero,
cuerpo dúctil, serpentino,
corporización del viento.
En Santa María del Río
subió a la ermita del cerro
y se entregó a la doncella
el día de su casamiento
y le rodeó la cintura
con sus largos dedos tersos
y le acarició los hombros
y se le prendió en el pecho
El rebozo de bolita
brilló bajo el sol de enero;
se vistió de plata y oro
en el matinal paseo
y presenció los rubores
nacidos del primer beso.
Asistió a la fiesta brava
y también al jaripeo
y en Veracruz se anudó
en mágico zapateo;
fue a salones elegantes
con damas y caballeros
de la rancia aristocracia
del México palaciego.
El aroma de Oaxaca
lo impregnó en caminos viejos
y una ollita de mezcal
lo volvió dicharachero;
luego bailó la sandunga
con ritmo, gracia y salero
y con el son jalisciense
echó sus penas al viento
y se humedeció los labios
con rompope del convento
en Puebla, donde los ángeles
de añil tiñeron al cielo.
Pero no se sintió a gusto
con aquello ajetreos
y prefirió ser abrigo,
cuna y mortaja del pueblo
y compartir sus tristezas
y ser su fiel compañero,
lo mismo al tomar las armas
que al rezar el Padre Nuestro,
en el hambre y la quimera,
en el cruel alumbramiento
y en el callado camino
a reunirse con sus muertos.
Para ese rebozo amigo
es el cincel de mis versos
porque lleva entre sus pliegues
carnes morenas del pueblo
y trenzas bien apretadas
de negro y frondoso pelo,
porque es un paño de lágrimas
y cruz en el cementerio;
porque en medio de las balas
sube a la sierra, sin miedo,
rayo de luz en la noche
¡virginal azul de incienso!
* Transcripción y foto del cuadernillo (2004), Orlando del Río

10 comentarios:

Anónimo dijo...

En la frase del bello poema del rebozo dice: "Cien mil gusanos de seda en un moral le habían hecho". Me podrían orientar sobre la palabra moral? NO me queda claro si se refiere a la Moral en filosofía o a que? Muchas gracias

Taito dijo...

El moral es un árbol de la familia de las moráceas en el que suelen habitar los gusanos de seda. Espero que la duda haya quedado disipada, y mil gracias por visitar la página.

Anónimo dijo...

Quisiera saber la fecha de publicación de este bello poemas, gracias.

Taito dijo...

No tenemos la fecha exacta. Fue en la década de los 80. Pero si gustara un ejemplar del mismo, podríamos ponernos de acuerdo y con todo el gusto lo ponemos en sus manos. Mil gracias por visitar la página.

Anónimo dijo...

Hace un par de meses hice un viaje al norte del país y por fuerza pasé por Santa María del Río, recordé entonces éste poema que en coro recité en la primaria hace 10 años y que el mismo Gabriel del Río nos enseñó a recitar. Reciban todos un cálido saludo.

Anónimo dijo...

Encontree "El elote" por casualidad, lo escuché cuidadosamente, y admito que en cada verso por lo menos derramé una lágrima. Que orgullo debes tener de ser la hija de Don Gabriel. Leí también El Reboso, y sucontenido es también muy profundo. Me dá ánimos el mensaje social de sus poemas, debían ser difundidos particularmente en tiempos de tanta injusticia como estos que estamos viviendo. Mis respetos a Don Gabriel

Unknown dijo...

Les comparto mi sencillo poema, inspirado en el sagrado . . .

REBOZO

Hermoso rebozo
de hilo muy fino,
ropaje precioso,
bonito, divino.

Tu origen mestizo,
Dios así lo quiso,
producto textil,
confección sutil.

De lana, algodón,
de seda o rayón,
cáñamo o de lino,
mejor que el armiño.

Color de arrebol
te tiñe la esencia,
tu fulgor de sol
hace diferencia.

Naciste labrado,
por manos de arte,
serás adorado,
quisiera besarte.

A nuestras mujeres,
como toda madre,
con amor las cubres,
ya entrada la tarde.

Al ir a la Iglesia,
dándoles calor,
tapas su cabeza,
frente del Señor.

Parecen tus flecos
de un sauce llorón,
cándidos los ecos
de su devoción.

Eres una ofrenda
digna de las santas,
exquisita prenda,
has vestido a tantas.

Rebozo alabado,
tu embozo es de luz,
cual Manto Sagrado
que envolvió a Jesús.

Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Tenancingo de Degollado, Estado de México, a 2 de agosto del 2008
Registro SEP Indautor: 03-2008-080613184200-14

Taito dijo...

Hermosísimo poema, Armando. Qué bello que un poema haga que otro nazca. Muchas felicidades

Anónimo dijo...

Muy hermoso poema, lástima que de Tenancingo no diga nada, siendo que este pueblo del Estado de México es la clave que eslabona nuestro rebozo con el mantón de Manila. En efecto, el conquistador de las islas filipinas fue don Miguel López de Legazpi, suegro del encomendero de Tenancingo. Don Miguel tenía una posada en Tenancingo, en la cual pernoctaban los viajeros y comerciantes en su trayecto de Acapulco a la Ciudad de México. Estos dos hechos (la ubicación de la venta y la vecindad del conquistador) son determinantes en la combinación de técnicas textiles del lejano oriente y el México prehispánico, lo cual dio lugar al rebozo.

juan-Rafael de Rivas dijo...

Bellos los dos poemas. ¿Algún libro en particular que documente el paso del conquistador de las Filipinas por Tenancingo? De antemano gracias.